La educación pública abre las puertas del mundo y permite que nuestra democracia florezca. Los niños que han aprendido la habilidad de aprender toda su vida están preparados para trazar su propio camino. Las escuelas deberían ser lugares donde los estudiantes aprendan a pensar. Estar preparado para la vida significa que un estudiante puede entender una idea controversial, pensar en esa idea y expresar las razones por las que está de acuerdo o en desacuerdo con ella. Preparar a nuestros estudiantes para la siguiente fase de sus vidas significa darles dos cosas a la vez: primero, el conjunto de herramientas que todas las personas necesitan para funcionar en el siglo XXI, y segundo, las oportunidades y el acceso a esas oportunidades para desarrollarse de manera que pueden elegir y están preparados para cualquier lugar al que quieran ir después de graduarse de la escuela secundaria.

La financiación de las escuelas públicas de Carolina del Norte no ha seguido el ritmo de los crecientes costos de un estado en crecimiento. Según el Informe Making the Grade 2023 del Education Law Center, el gasto por alumno de Carolina del Norte de poco más de $11,000 al año ocupó el puesto 48 entre 50 estados y el Distrito de Columbia, una cantidad que es aproximadamente $5,000 menos por alumno que el promedio nacional. Carolina del Sur, en comparación, ocupó el puesto 27 en el país con un gasto por alumno de más de $15,000 y Virginia ocupó el puesto 35 con más de $14,000 por alumno. En resumen, la cantidad disponible para que los distritos escolares locales gasten en educación pública en Carolina del Norte es significativamente menor que la cantidad disponible para los distritos de los estados vecinos. Esto nos coloca en desventaja regional y nacional. Los datos muestran que invertir más recursos en la educación pública, particularmente en formas estratégicas específicas, como intervenciones tempranas, compensación a los educadores y servicios de apoyo para estudiantes desfavorecidos, marca una gran diferencia en qué tan bien aprenden los estudiantes.

Toda persona que aprendió de un buen maestro y fue inspirado por ellos comprende totalmente lo que significa tener ese privilegio. Sabemos que los maestros tienen la mayor influencia en el aprendizaje de los estudiantes. Carolina del Norte no paga lo suficiente a sus educadores y, a su vez, no los respeta como deberían ser respetados. Los educadores deben recibir un salario adecuado y sus condiciones laborales deben reflejar el respeto que merecen.

Las escuelas son sólo una parte de la vida de un niño. Las familias son las personas más importantes en la vida de un niño y son los socios más importantes de las escuelas. También son importantes las organizaciones comunitarias, iglesias, sinagogas, organizaciones sin fines de lucro, proveedores de atención médica, proveedores de salud mental, proveedores de servicios sociales, voluntarios y organizaciones comunitarias que impactan a los niños. Estudio tras estudio muestra que los estudiantes que cuentan con un fuerte apoyo de los padres y/o la comunidad obtienen mejores resultados que los estudiantes que no lo tienen. Los padres y la comunidad también marcan una gran diferencia en la vida de la escuela misma, creando el tipo de ambiente donde los estudiantes aprenden y crecen.

En 2024, hemos tenido muchos recordatorios de las formas en que nuestro mundo puede amenazar el bienestar físico y emocional de nuestros estudiantes. No podemos hacer que nuestras escuelas estén completamente a salvo de todo, y tenemos que enseñar a nuestros niños cómo vivir en un mundo con muchos peligros. Pero también hemos aprendido mucho sobre las formas de proteger nuestras escuelas de amenazas tanto internas como externas. Necesitamos compartir lo que sabemos en todo el estado e implementar las funciones que tendrán mayores posibilidades de mantener a todos seguros.

Familias a travez de toda Carolina del Norte envían a sus hijos a la escuela pública local; de hecho, la gran mayoría de ellos elige la educación pública. Ponen a sus hijos en las manos de los educadores cuyos rostros brillantes los saludan cada mañana. Construyen una comunidad en torno a los partidos de fútbol de la escuela preparatoria los viernes por la noche y las presentaciones de la banda de la escuela secundaria. Cada año, miles de estudiantes caminan por los escenarios entre aplausos y lágrimas porque, de hecho, están preparados para salir y llevar la vida que elijan. Nuestras escuelas no se convirtieron por sí solas en brillantes faros de esperanza. Generaciones de habitantes de Carolina del Norte han tomado la decisión de invertir en ellos y fortalecerlos, lo cual es digno de menciónar.